viernes, 14 de mayo de 2010




Aspecto social de la vida de los pehuenches






vivienda y vestimenta :




Las habitación era el toldo de cuero, transportable, hecho con una serie de palos terminados en horqueta y dispuestos rectangularmente en el suelo, cubiertos con otros palos encima y el todo recubierto con cuero de caballo, con el pelo hacia fuera; por lo común tenían dos entradas, en direcciones contrapuestas. El trabajo del cuero se hacia con un raspador de piedra primero, y luego con un sobador de piedra áspera y porosa luego se lo untaba con grasa.
El vestido estaba constituido por pieles y se completaba con plumajes, tanto para hombres como para mujeres; además los hombres usaban una cubierta púbica de piel, de unos 20cm de tamaño, atada con tres cuerdas; las mujeres usaban delantales que les cubrían desde la rodillas a la cintura. Los brujos usaban mantas especiales adquiridas de los araucanos, y dos maracas en sus funciones. Se depilaban el cuerpo, las cejas, etc., y se pintaban de rojo y negro tanto en la expediciones de guerra como en las ceremonias funerarias. Las mantas de pieles iban también pintadas en varios colores y sus motivos eran también geométricos.
Si bien no llegaron a conocer la técnica textil utilizaron en su vestimenta prendas tejidas que obtenían por medio del trueque que realizaban con los araucanos, a cambio de plumeros (penachos de plumas con los que se adornaban), sal y más tarde caballos.
Con el cuero, además de sus vestidos y sus toldos, fabricaban recipientes. Construían también balsas, presumiblemente de juncos o totora, y hacían cestería de alta calidad.





La armas eran la lanza, la boleadora, el arco y la flecha, la honda, etc. Raro es que no hacían la piedras de boleadora, sino que las adquirían por cambio de los cheche-het; al comenzar la araucanización, usaron el "fuste aucá" o lanza de varios metros de largo.
Como arma ofensiva usaban el coleto que les cubría el cuerpo hasta las rodillas, a manera de túnica. Las mangas estaban formadas por dos dobleces de cuero, pero el cuerpo lo hacían hasta de seis, de manera que era imposible atrevesarlo. Pintaban estas armaduras con manchas negras, simulando la piel del tigre. Completaba esta armadura un sombrero de grueso cuero de vaca en forma de embudo, chato y amplio, que llevaban también en tiempos de paz. Los caciques y personajes pudientes reforzaban estos sombreros con planchas metálicas.

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